En el VI Domingo del T.O. en uno de los pasajes Jesús nos dice que si vamos a presentar una ofrenda al altar y sabemos que algún hermano tiene alguna queja contra nosotros, dejemos nuestra ofrenda en el altar, vayamos a ponernos en paz con nuestros hermanos y luego vayamos y presentemos nuestra ofrenda.
De aquí nos hacemos una reflexión: Es posible un mundo sin críticas si nos lo proponemos. Es posible que los hombres cambiemos las actitudes de nuestro corazón, sobre todo las que nos separan de nuestros hermanos, si somos capaces de ceder un poco más. Es posible que a través del respecto y de las buenas maneras convivamos más pacíficamente... y sobre todo es posible que dejemos de prescindir de Dios y de considerarle prescindible en nuestra vida, porque gracias a Él lo tenemos todo, y en ocasiones nos ponemos en contra de Él cuando nos pasan cosas en la vida que no entendemos, y ¿Dios tiene la culpa? Definitivamente no, siempre necesitamos un desahogo, un culpable para satisfacer/descargar nuestra impotencia, nuestra rabia y tantas cosas que al final terminan frustrándonos. Ánimo y sigue caminando con el Señor.
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